viernes, 20 de marzo de 2009

Mucho aire y algunas sombras

Hace ya varios dias que terminé de leer El Libro del Aire y de las Sombras de Michael Gruber.

No es lo mejor que leí, pero es un thiller en principio bien construído en torno a 3 personajes: Jake Mishkin, un abogado especializado en propiedad intelectual; Albert Rosseti, un joven aspirante a director de películas y Richard Bracegirdle un soldado inglés del siglo XVII, al que se le encargó espiar a Shakespeare y escribió unas cartas y un códice que, descubiertos accidentalmente dan lugar a la busqueda de un supuesto manuscrito de una obra inédita del autor inglés.

Las cartas son vendidas a un experto, quien a fin de obtener fondos para poder efectuar la autenticación de ellas y emprender la búsqueda del incalculable tesoro que sería una obra inédita y la única escrita de puño y letra por Shakespeare, recurre a la mafia rusa. Este experto es misteriosamente asesinado y son Rosseti y Mishkin los que emprenden la búsqueda, presionados y chantajeados por la mafia. No falta una que otra escena erótica-romántica, persecuciones, balaceras, datos sobre códigos y codificaciones, sobre libros y libreros, sobre restauradores, falsificadores,etc. Finalmente se llega a un desenlace poco convincente.

Diría que está en la misma onda que El Código da Vinci. Tal vez un poco mejor escrito, pero con los mismos defectos. Leí en algún lado que el único mérito de este último libro fué hacer que muchísimas personas leyeran algún libro. Si sólo se leen esta clase de libros, el mérito es dudoso. Más de 500 páginas son muchas para esta clase de libros, y eso que a mí me encantan las novelas largas. Gozo un mundo con esas novelas de largo aliento como por ejemplo La Guerra del Fin del Mundo de Vargas Llosa, más de 600 páginas; La Vida Exagerada de Martín Romaña de Bryce Echenique, casi 700 páginas y, claro que sí, la monumental 2666 de Bolaños, más de 1000 páginas. Pero estamos hablando de dos tipos distintos de escritores. Evidentemente mis preferencias van por estos últimos

1 comentario:

Sarco Lange dijo...

No sé, yo discreparía un tanto sobre lo relativo a que está mejor escrito que el Código Da Vinci; creo que son dos cosas total y absolutamente opuestas. El Código no te suelta desde que empiezas a leerlo hasta que lo acabas, en cambio El Libro del Aire.... puedes perfectamente dejarlo a la mitad y continuar en seis meses más y la ansiedad no te va matar en ese medio semestre.
En todo caso la prosa de Gruber es riquísima, salvo (creo yo) algunas partes en que se ve que la traducción no fue tan perfecta como debiera ser.