sábado, 25 de abril de 2009

La aventura del Roraima

Como ya escribí en una entrada anterior, el dia 4 de Abril, junto con mi hija, su novio y 4 amigos salimos de Caracas rumbo a Santa Elena de Huairén, donde nos esperaba el señor Roberto Marrero, director de Mystic Tours, empresa con la cual habíamos previamente contratado el tour al tepuy Roraima.

Desde la primera vez que visité la Gran Sabana me había picado el gusanito de subir algún dia a alguno de los tepuyes. Averiguando posteriormente supe que el más accesible, pero también el más alto y uno de los más grandes en extensión es el Roraima. Así pues, quedó como un deseo latente hacer la excursión a este sitio, pero dado lo lejos que queda de Caracas, el temor que sentía cuando me decían que son 6 dias de caminata fuerte, y no haber encontrado en todo ese tiempo alguien cercano que quisiera compartir la experiencia, no había sido posible realizar mi anhelo. Hasta ahora, que el amigo Roberto entusiasmó a Cris y Gigi con la idea, los que a su vez lo hicieron con Sergio, Molka y Dubi, la hija de ambos, y bueno pues, yo también me entusiasmé. Aquí echaré el cuento de este viaje, tratando de hacerlo breve.

El tour que contratamos y que es el que normalmente ofrecen todos los operadores se hace en 6 dias: 3 para llegar a la cima del tepuy, uno para explorar la meseta y 2 para bajar.

DIA 1.- Nos encontramos temprano en la mañana en las oficinas de Mystic Tours, donde a nuestro grupo de 7 se incorporaron 8 personas más: Linda (Australia), Gabrielle (Austria), Lucia (Brasil), Brewster (USA), Paul(Irlanda) y Maira (Brasil), y James y Louise (Inglaterra). Además de Marcos, nuestro guia . Arrancamos en 2 jeeps, paramos en una panadería a desayunar y luego seguimos por la carretera principal hacia San Francisco. En ese punto se deja la carretera principal para tomar una carretera de tierra que lleva a Paraitepuy, donde está el puesto de Inparques en el que hay que registrarse y desde donde arrancamos a caminar. El camino empieza con una bajada más o menos larga pero no muy pendiente, después sigue por una sabana ondulada con suaves pendientes, y así subiendo y bajando por unas 4 horas llegamos a Rio Tek, el cual debemos cruzar sin zapatos y en medias para no resbalar en la piedras. El método parece funcionar, y seguimos subiendo y luego volviendo a bajar por espacio de unos 40 minutos hasta llegar a Rio Kukenán, éste más caudaloso que el Tek y esta vez los porteadores son los que cruzan nuestras mochilas y nos ayudan a no perder el equilibrio. Una vez cruzado el rio llegamos al sitio de nuestra primera acampada, donde una vez que los porteadores arman las carpas y nosotros tomamos posesión de ellas, nos toca darnos un delicioso baño en el Kukenán y luego abrigarnos y esperar la deliciosa cena que nuestro guia y sus asistentes se encargan de preparar. Aprovechamos de observar una y otra vez, y no nos cansamos de éllo, las distintas vistas que nos ofrece el tepuy Kukenán y el salto del mismo nombre, que según nos informaron es el segundo más alto después del Salto Angel y tiene 600 mts. de caída.
El grupo completo en Paraitepuy minutos antes de comenzar la caminata
Yo, Roberto, Molka y Cris en una pausa. Al fondo el Kukenán


Bajando al rio Tek, no muy caudaloso en esta época del año

DIA 2.- Despertamos con buen ánimo, a pesar de la lluvia caída durante gran parte de la noche. Después de un suculento desayuno, comenzamos a caminar por un camino casi igual que el dia previo, pero esta vez la pendiente era mayor , todo el tiempo subiendo, con muchos tramos de piedras y otros con verdaderos lagos de lodo, los que debiamos pasar haciendo equilibrio sobre pequeñas piedras, no siempre con éxito, por lo que comenzó a hacerse presente algo que ya sería una constante durante todo el viaje: los zapatos mojados y los pies húmedos. Después de unas 3 horas llegamos a un sitio conocido como el Campamento Militar, donde hay indicios de que alguna vez hicieron una explanada para montar un campamento. Hoy en dia lo que queda es un montón de piedras. Cerca hay un sitio donde tomar agua. Los porteadores prepararon un almuerzo ligero y luego seguimos subiendo, siempre entre piedras y barro hasta llegar al Campo Base, donde , al igual que en Rio Kukenán, hay una pequeña choza que es usada para cocinar. Hay una toma de agua cerca, y también cerca otro pequeño rio donde hay una poza ideal para darse un baño.

Los sitios donde montar carpas estaban prácticamente todos ocupados, así que tuvimos que acomodarlas donde mejor se podía, sobre el barro. Toda el área en este sector está llena de barro y pequeños cursos de agua corren por todo lado. Estaba muy nublado y haciendo mucho frio, pero otra vez nuestros super héroes, los porteadores, nos tenian chocolate, café e inclusive té. Después de cenar hablamos pajita un rato más y luego un viento muy fuerte, húmedo y frio nos obligó a guardarnos. Esa noche dormimos tratando de acomodar el cuerpo al relieve del terreno y con frio.
Yo y James en una de las piedras en Campamento Militar
Gigi y Dubi en plena subida hacia Campo Base, con el omnipresente Kukenán de fondo

Un descanso cerca ya de Campo Base, con el Roraima al fondo oculto en gran parte por las nubes

DIA 3.- Amanece frío, húmedo pero algo despejado, por lo que por primera vez podemos observar, ya bastante cerca, la inmensa pared del Roraima. A lo lejos conseguimos ver una empinadísima subida, donde algunos excursionistas parecen subir gateando. Más allá se ven las dos caídas de agua conocidas como Las Lágrimas, debajo las cuales debemos pasar, nos informa el guía. Aparentemente luce imposible, pues la pared parece ser una sola superficie vertical sin fisuras ni grietas por donde subir. En fín, en esos momentos no se podía pensar mucho en eso sino en acondicionar lo mejor posible la carga para mantenerla lo más seca posible. Yo decidí que no me importaba mojarme yo, pero no mi mochila. Así pues después de desayunar empezamos la caminata por un sendero inundado de barro que baja hasta un río cercano. Una vez superado éste, empieza la subida, que en efecto, en muchos sitios hay que treparla aferrándose con manos y uñas. No sé si llovía o era el rocío de las caídas de agua, que por efecto del viento, llegaba hasta nosotros, lo cierto es que al rato ya estabamos empapados. Después de unas 2 horas o más de dura subida llegamos a unas piedras conocidas como El Mirador. Tomamos algunas fotos y nos dieron frutas. Desde ahí ya se veía el Salto Kukenán prácticamente a nuestra altura y a poca ditancia, Las Lágrimas. De este punto empezamos a bajar por entre piedras y grietas hasta estar prácticamente debajo de Las Lágrimas. Había que pasar pegados a la pared por un sector de piedras sueltas y resbalosas. Extremando precauciones pasamos e inmediatamente empieza una subida primero por las mismas piedras sueltas y luego entre grandes rocas negras ya típicas de la cumbre del tepuy. Después de una media hora más subiendo por fín llegamos a la cima. Cansados, mojados y fríos pero eufóricos. Encontramos un sitio más o menos abrigado donde los super porteadores nos prepararon una rica sopa que nos supo a maná.

Como era previsible por lo visto en Campo Base todos los sitios de acampada, los llamados hoteles, estaban full. Marcos, el super-guía decidió llevarnos a una caverna poco frecuentada y donde supuestamente nunca se habian montado carpas. Llegados al sitio vimos que la entrada era una estrecha garganta que se reducía en algunos sitios apenas al espacio suficiente para pasar agachaditos y encogidos. Debajo de donde pisábamos, los bordes de una grieta, se escuchaba una corriente de agua. Gigi se negó a entrar, pero la alternativa era dormir afuera, con la perspectiva de tener que soportar lluvía, viento y muchísimo frío. Convencida élla empezamos a adentrarnos en la cueva. A los pocos metros ya la oscuridad era total. Menos mal que casi todos llevaban linternas frontales. De todas maneras a Louise le dió una pequeña crisis, supongo de claustrofobia. Después de algo de llanto y consuelo de su pareja pudo calmarse y llegamos todos a una galería más o menos amplia y con algunas superficies planas donde poder instalar las carpas. Si bien quedamos protegidos del viento y la posible lluvia, no así de la humedad, que en el interior de esta caverna era extrema.

Empezando a subir desde Campo Base: Barro, lluvia, raíces y piedras

Ya se empezaban a ver cerca Las Lágrimas, bajo las cuales debiamos pasar

Otra vista del salto Kukenán, desde la altura de El Mirador



Gabrielle llegando a El Mirador.


Ahora a bajar un poco y meterse debajo de esas duchas

Parte del grupo una vez superado el paso bajo los chorros. !Que no se mojen los morrales!

Ya un poquito más arriba. Siempre pegaditos a la pared

Empapado (pero con la mochila seca) y la impresionante pared del Roraima de fondo

Solo falta subir un poquito entre esas piedras y llegaremos a la cima

Nuestra madriguera en nuestra primera noche en la cima. Empiezo a creer que somos anfibios

DIA 4.- Dia de caminar en la cima del tepuy. Previamente por sugerencia de Marcos decidimos mudarnos a otro sitio menos lóbrego. Lo hicimos rápidamente, dejamos los macundales a cargo de uno de los porteadores y salimos. Lo característico de este sitio son las extrañas formas que adoptan las rocas. Toda la superficie es de roca, excepto en pequeñas areas donde hay poco profundas acumulaciones de arena, o charcos muy lodosos. Llegamos primero al Valle del Cuarzo, donde algunos aprovecharon para curarse los chacras, o energizarse, dado la conocida energia que transmite ese tipo de piedra. Luego arribamos a los Jacuzis, especie de bañeras naturales en la roca, con fondo de cuarzo. Agua bastante fria, pero como había sol algunos decidieron tomarse un bañito. Después seguimos caminando un poco más y llegamos al Borde, una especie de mirador, tal como su nombre lo dice en el borde mismo de la pared. Felizmente por momentos las nubes se abrían y nos permitían ver la grandiosidad del paisaje: abajo, muy abajo, un verde valle surcado por algunos rios y al frente otra de las paredes del macizo Roraima. Tomamos algunas fotos, no sin ponernos nerviosillos por la proximidad del abismo. El siguiente punto del periplo es otro mirador conocido como La Ventana, en la misma pared por la cual subimos y desde donde se puede ver justo al frente el Kukenán, y abajo todo el valle que se forma entre los dos tepuyes. Finalmente el último sitio a visitar fué El Carro, el punto más alto del Roraima. Para llegar a él hay que subir entre piedras y barro como por 20 minutos, y se encuentran unas grandes piedras, algunas de éllas colgando hacia el abismo y en aparentemente precario equilibrio. Mas fotos y retorno al campamento, donde como siempre ya teniamos las carpas montadas, bebidas calientes y la cena en proceso de elaboración.

Yo junto a Cris, Sergio y Roberto en la cima del tepuy

En los Jacuzis: Que agua tan fria!!

Vista desde El Borde. Al frente, entre las nubes, otra de las paredes del Roraima

En una de las piedras de La Ventana. Ya estaba nublado. Solo por instantes se podia ver algo

En el punto más alto del tepuy. El Carro. Atrás el borde del Kukenán

SuperMarcos desafiando el vértigo en La Ventana


DIA 5.- En este dia nos tocaba bajar de la cima, llegar a Campo Base y a diferencia de la subida, seguir directo hacia el campamento de Kukenán. El dia amaneció despejado pero frio. Caminamos a buen paso desde nuestro "hotel" hacia el borde donde empieza la bajada. Después de reagruparnos empezamos a bajar entre las grandes piedras y al rato ya teniamosa la vista Las Lágrimas. Llegamos al sector de piedras sueltas y justo al acercarnos al paso bajo las caídas me doble el tobillo derecho, al pisar una piedra suelta y ésta darse la vuelta. Sentí un dolor agudo y casi no podía pisar, pero traté de no darle mucha importancia y empujado por las endorfinas del momento crucé el paso y luego subí hasta el Mirador, donde ya estaban algunos de nuestro grupo. Ahí me quité el zapato y la media y ya la hinchazón era severa. Gabrielle, en gesto inolvidable para mi, dijo que tenía una venda y ella misma a pesar de la lluvia y la incomodidad procedió a vendarme. Brewster me prestó uno de sus bastones y Linda me dió una pastilla de Ibuprofen. Por supuesto, después de parar el dolor empezó a ser mucho más intenso, pero ni modo, o seguía o seguía. La subida que la hicimos gatendo ahora me tocaba bajarla prácticamente apoyado en una sola pierna. El trayecto a Campo Base se me hizo eterno y llegué exahusto. Creo que más mental que fisicamente. Menos mal que ya los porteadores habían preparado un almuerzo caliente y eso me reanimó. Decidí continuar adelantándome algo, pensando que si salia junto con el grupo los iba a retrasar, pero como el terreno ya no era tan abrupto, cojeando y apoyándome en el bastón pude marcar un buen paso y más bien llegué antes que todos junto con Dubi. Aproveché de remojar el pie por un buen rato en el rio y luego acostarme con el pie elevado y esperar la cena



A la vista el Paso de las Lágrimas. Minutos antes de doblarme el tobillo en una de las piedras sueltas


DIA 6.- Amaneció soleado, pero mi tobillo ya parecía un melón por lo inflamado. Había a mano Dencorub, con lo que me friccioné, me vendé nuevamente otro ibuprofeno y después de desayunar comenzamos a caminar, yo esta vez sin mochila. Se la cargó uno de los porteadores. Después de cruzar trabajosamente los rios Kukenán y Tek, pensé: De aquí a Paraitepuy debo dar x cantidad de pasos, y cada uno de éllos será doloroso, vaya lento o vaya rápido; por lo tanto lo haré rápido para que el dolor dure menos tiempo. Así pues, al principio lento, pero una vez entrado en calor más rápido, caminé sin descanso hasta Paraitepuy donde llegué primero que todos. Dubi llegó a los pocos minutos y luego durante las siguientes 2 horas el resto del grupo. En Paraitepuy venden cerveza, así que a todo el que llegaba lo esperábamos con su correspondiente lata. Nunca unas cervezas supieron mejor, aunque no ayudan en nada a la inflamación, pero esa ya es otra historia.

Junto a Dubi ya en el último tramo del trayecto. El Roraima parece lejano ahora

Unas birras celebrando la llegada. Salud!!

sábado, 18 de abril de 2009

Debut, podio, Roraima, Lesión

El 20 de Marzo cumplí 55 años y por lo tanto "subí" a la categoría Master D (de 55 a 59), por lo menos en la clasificación que normalmente utilizan las carreras de calle, que llegan inclusive hasta Master F (65 a 69). En las carreras de montaña normalmente no hay un abanico tan amplio de categorías, así por ejemplo en la Avila Race había SubMaster(30 a 39), Master A (40 a 49) y Master B (50 y más). En la Ecotrekking había: A (hasta 29), B (30 a 39) y C (40 y más). No sé si hay algún organismo que regule esto a nivel nacional o internacional, pero como sea , en la primera válida del circuito de carreras de montaña de Gatorade habia esta categoría específica Master D (55 y más), y por lo tanto fué mi debut oficial en élla.

Un debut que viendo estrictamente las posiciones de llegada se podría catalogar como muy bueno: 115 (de 248) en la general y 2(de 14) en la categoría; llegada en la primera mitad del grupo y podio. Y algo más: ese segundo puesto lo arranqué en el último tramo de bajada, donde siempre más bien pierdo puestos. En esta ocasión también perdí algunos, pero cuando ví que tenía a mi lado a uno de mi categoría, pues nada, pensé como diría Jesús: nos iremos a matar. Lo pasé justo al llegar al puentecito y de ahí chola a fondo sin voltear.

Aquí con el trofeo de 2° lugar

En cuanto al tiempo en sí está en el promedio de los que he hecho en las 3 veces que corro esta carrera. Creo que perdí segundos por llegar muy ajustado de tiempo a la línea de salida y arancar frío, tenso y al final del lote, pero bueno al final me salió bien.

La semana siguiente se me fué volando entre dejar cuadradas algunas cosas del trabajo y compras y preparativos para la aventura que ibamos a emprender a partir del sábado 04/04: la ascención al Roraima. Como ninguno de los del grupo ( mi hija, su novio, y amigos de éllos) tenía experiencia en esto, decidimos contratar uno de los tantos operadores que te hacen practicable la aventura. Subimos a la cumbre del Roraima en 3 dias, caminando un promedio de 6 horas diarias. Según el Garmin son 32 Km y 3400 mts. de desnivel positivo. No parece gran cosa, pero la experiencia de estar en un sitio mágico como ese es incomparable. Creo que merece una entrada aparte en este blog. Al bajar de la cumbre pisé una piedra suelta que se dió la vuelta y me doblé el tobillo derecho. Dolor agudo, inflamación inmediata, pero allí en tan remoto lugar había que seguir, y tuve que hacerlo en esas condiciones casi por 30 km.

Primer dia de caminata. Al fondo, todavía muy lejano, pero ya imponente aparece el Roraima

Segundo dia. Ya cerca de Campo Base. Mucho más cerca, la mole inmensa del Roraima con sus sempiternas nubes


Tercer dia. Después de una fuerte subida desde Campo Base por fín estamos pegados a la pared del Roraima y se ven las dos caídas llamadas Las Lágrimas, bajo las cuales debemos pasar.


Ya superadas Las Lágrimas, solo nos queda un corto pero empinadísimo ascenso entre grandes piedras para llegar a la cima

Cuarto dia. Explorando ese extraño mundo que es la cima del tepuy


Quinto dia. Bajando de la cima. Minutos antes de doblarme el tobillo en alguna de las piedras sueltas

Y aquí estoy ahora tratando de guardar reposo y con la nada agradable perspectiva de estar inactivo, en cuanto a ejercitar, por lo menos un mes.