jueves, 29 de abril de 2010

Reencuentro con los Andes. Skyrace Mérida

Contra todo lo que se podía esperar, en esta incursión por Los Andes todo salió bien. Y porqué habia que esperar que no todo saliera bien?.... Exclusivamente por factores que atañen a mi persona.

Me explico:  A raíz de algunas molestias en mi rodilla derecha, allá por el mes de Febrero, el médico me "sugirió" que no corriera, por lo que tuve que dejar de hacerlo. Entonces mi "entrenamiento" se limitó a un par de clases de spinning entre semana y una rodada el fin. Aumenté casi 2 kilos de peso y, obviamente mi condición física desmejoró bastante.  A eso se unió la prohibición de acceso al Avila, con lo cual también quedó eliminada la posibilidad de entrenar subida y luego bajar en teleférico, para no forzar las rodillas.

Por otro lado, iba a ser mi primera carrera de montaña desde Febrero del año pasado (Hebraica 2008), y no precisamente una "carrerita", sino una de verdad verdad.  Y para rematar, el factor altitud que me tenía muy atemorizado por una desagradable experiencia vivida una vez en Bolivia (claro, fue a mayor altitud, casi 5.000 msn) en que pensé que me iba a quedar en el sitio subiendo una montaña.

Aun así, decidí inscribirme.  No podía perderme esta rara oportunidad de un reencuentro con Los Andes,  con la orografía y el paisaje en el que nací y viví por 24 años. Hasta que cambié mis áridas montañas de La Paz, Bolivia, por las húmedas y boscosas de Caracas.  Reencuentro con esos cielos tan azules y esa atmósfera tan límpida, que también puede tornarse oscura y amenazante.


Una vista de mi ciudad de origen:  La Paz

Acompañado por mi amigo El Negro (quién de verdad merece mi admiración por haberse atrevido, sin tener ninguna experiencia en carreras de montaña, a participar en esta, y terminarla!!) nos fuimos a San Rafael de Mucuchíes llegando el dia Sábado de madrugada y sufriendo por el intenso frio.  Ni bien llegamos ya Tanya nos esperaba y nos consiguió posada y nos puso al tanto de todo. (Para quién no lo sepa Tanya Pacheco es la chica motor de todo este evento, la que organiza y está en todo, y de paso es corredora, y de las mejores)


Plaza de San Rafael de Mucuchíes. Donde sería la salida y la llegada de la carrera

El dia de la carrera amanecí ansioso y asustado. Felizmente habia sol y no debería hacer mucho frio, de todas maneras llevé la chaqueta, por si en lo más alto estuviera nublado y peor, lloviera.

En la salida me puse de último y así arranqué. Era en bajada y ví que rápidamente los más veloces se alejaban raudos.  Al llegar al final de la bajada y hacer un giro casi en U para tomar una calle en subida, seguía último.  Delante mio el señor Ramón Blanco, y un poquito más adelante  El Negro. Al empezar la subida ambos dejaron de trotar y como yo aún lo hacía, los pasé. Empezando la verdadera subida a la montaña estaba antepenúltimo y aún trotaba, hasta que me vino un gran susto, pues empecé a sentir asfixia y opresión en el pecho, dejé de trotar y felizmente el susto no pasó de eso. Y así caminando fuí subiendo pasando corredores.


 
Primeras subidas.  Los amigos Uriel Burgos y Alexis Barrera 


los 10 últimos corredores (incluyendo al fotógrafo: Yo)



Bastante más arriba.  El grupo de corredores se estira

Manteniendo el mismo paso y cuidando en todo momento no entrar en un déficit de oxígeno seguí subiendo hasta que por fín llegué al Valle del Saysay, donde los que iban delante mio trotaban, y también los que iban por detrás.  Yo dejé pasar algunos segundos antes de iniciar un tímido trote.  Creo que me pasaron 3 o 4 corredores, pero no me preocupó en absoluto, pues mi objetivo era poder completar el recorrido, disfrutar el paisaje y tomar fotos.




Valle del Saysay y el primer punto de control/ hidratación.  Se veía nublado arriba


Una vez que encontré un ritmo cómodo volví a pasar a algunos y llegué bastante tranquilo al comienzo de las partes más empinadas.



El valle va quedando atrás  para empezar la parte más abrupta

A medida que iba subiendo la falta de entrenamiento empezó a notarse, pues sentía el esfuerzo, en las batatas sobre todo.  Ya comencé a ver el punto más alto del recorrido, llamado El Alto o La Ventana, y al ver lo alto que estaba comencé a preocuparme por el tiempo de corte, pues había bajado notablemente el ritmo, y estaba temiendo que tuviera que pararme a recuperar.  Como ví que la distancia con respecto a los que venían atrás, pero también con los que iban adelante, se mantenía más o menos constante, me tranquilicé pensando que no era sólo yo el que estaba siendo afectado.  Inclusive llegué a pasar un grupo como de 4 corredores, pero también me pasó uno que al verle el número supe que era de mi categoría, y entonces pasó algo que no estaba en los planes: me piqué, es decir, olvidé mi planteamiento inicial  de tomarme las cosas con calma y se apoderó de mí el espíritu competitivo. Comencé a apurar siguiendo el ritmo de él, pero al rato recuperé la cordura y pensando que aún faltaba mucha carrera me conformé con no perderlo de vista, tal vez la subida lo doblegaba, y sino luego venía la bajada.  Si él era bueno bajando, nada tenía yo que buscar, si era más malo que yo, entonces lo podría alcanzar.

Ya en los últimos metros antes de llegar a La Ventana, el esfuerzo comenzó a pasar factura con algún amago de calambre y algún pequeño ahogo, que felizmente no pasaron más allá.


grupo de corredores  en la subida a La Ventana


parada para una foto y aprovechar de descansar

Finalmente alcancé la cumbre en 1h. 45' y una extraña mezcla de alegría por haber llegado ahí en un tiempo que ni lo soñaba, euforia por la increible vista que se abría ante mi, y cansancio me invadió.  Una especie de borrachera, que inclusive se manifestó cuando al querer empezar a bajar trotando mis pies pisaban donde yo no les había ordenado que lo hicieran. Tuve que dejar de trotar y comenzar a bajar muy lenta y cuidadosamente, hasta recuperar la coordinación.  De todas maneras en la primera bajada creo que me pasaron 4 ó 5 corredores.  El de mi categoría se alejó bastante, pero tampoco es que bajaba rápido que se diga.


Personal técnico y de auxilio en La Ventana.  


Después del esfuerzo que significó llegar hasta aquí, esta sola vista lo justifica.

Tras bajar cuidadosamente por fin llegué a la primera laguna, y una zona más o menos plana donde algo se podía trotar.  Luego había que subir lo que sería la morrena de contención de la laguna, para volver a bajar hasta la laguna de Michurao.




Laguna de Michurao. Debiamos bordearla por la izquierda, y luego cruzar por el estrangulamiento que llamé Itsmo de Michurao.

Al llegar a la laguna de Michurao sí se podia trotar y hasta correr si se tenía el suficiente fuelle.  Yo opté por lo primero, no fuera a ser que me quede sin combustible antes de tiempo y además ya llevaba 2h. 20' de carrera.  Con tanto tiempo sin correr no sabía como iba a responder mi cuerpo si lo forzaba. Total en ese momento no ví a nadie por delante ni por atrás, así que a mi propio ritmo hice este tramo, pero me olvidé de la cámara, pues un par de tropezones y otro par de resbalones me advirtieron que había que estar bien concentrado en el terreno, si bien plano, pero un sendero muy estrecho y con muchas piedras.  Por tomar alguna foto fácilmente podía acabar con mis huesos en las frias aguas, y mi cámara no es waterproof, así que por los momentos no más fotos.

Una vez que se cruza al otro lado de la Laguna comienza una suave pendiente que sube hasta el Filo por un angosto sendero.  Cuando no había avanzado mucho por este sendero ví adelante un par de corredores, y a medida que iba subiendo los veía más cerca.  En algún momento reconocí al competidor que me pasó en la subida a la ventana, y nuevamente me puse en plan de competencia.  Tenía que acercarme lo más posible y pasarlo en la bajada que sabía que venía después.


Subida hacia El Filo. Ahí va mi competidor directo por categoría. Junto a él va una muchacha y maaas adelante otro par de corredores.

En efecto, llegando a El filo este corredor y una muchacha estaban a escasos metros y comenzamos a bajar por un sendero demasiado abrupto y lleno de piedras sueltas.  En una de éllas resbalé y me dió un estirón en la pantorrilla izquierda. Tuve que parar, flexionar y estirar y aproveché de hacer un par de fotos.

Valle de Saysay visto desde El Filo. A la derecha el sendero por el quedebiamos bajar.

Otra vista dede El Filo. Hasta aquélla curva donde se ven unos carros debíamos llegar y luego meternos en la quebrada de la izquierda.

Una vez con los músculos y tendones en su sitio empecé a bajar trotandillo y como los que iban delante mio caminaban no tuve problema en pasarlos. Por si acaso apuré un poco para poner tierra de por medio.  Ya casi llegando al empalme xcon la carretera por donde habíamos subido, un fantasma apareció a mi lado: "el Profe" Pedro carrera.  De donde coño habrá salido? yo juraba que era de mi categoría. Más tarde supe que no, pero en el momento que me pasó, ya en la carretera de cemento, me olvidé que debía cuidar mis rodillas, que no estaba encondiciones físicas de tirarme arranques o sprints y empecé a bajar muy rápido.  Rebasé al "profe" y sin mirar atrás continué con mi carrera destructora de rodillas y cuadriceps.  Con respecto a las primeras felizmente no siento ninguna molestia, pero los cuadriceps sí quedaron molidos.  Apenas hoy a 4 dias de la carrera empiezo a sentir alivio del dolor y a caminar normalmente.

Finalmente llegué a la meta en un tiempo que ni en mis mejores escenarios lo había imaginado: 3h. 22'. Mi espectativa era que si lograba pasar el punto de corte, hacer entr 3h 40'  y 4h.   Puesto 62 en la general. Sexto en mi categoría (mayores de 55).  Para ser quinto había que bajar de 2h 58'.  Que vá, demasiado camison pa Petra.


La felicidad en la llegada (foto cortesía de Félix Rojas)

Finalmente pongo una vista satelital de la ruta. He invertido la orientación norte sur a fin de hacerla  más comprensible. Y también el ángulo de visión.  es como si la viéramos desde las alturas de San Rafael.