viernes, 28 de mayo de 2010

Neuronas insensatas

¡Dale... tú puedes...tú puedes!.  Son sólo 20 o 30 pasos...tu puedes!. Un paso, dos, tres.....no mires arriba...aún no....catorce, quince....levanta la vista....sí, ya estás ahí... unos pasos más....ok...llegaste a la roca.  Respira....detente uno, dos, tres segundos.  Ahora vamos por aquel frailejón...poco a poco...vamos: Un paso, dos, tres....  once...doce...me falta el aire...me pesan las piernas....el frailejón está más cerca...vamos, un esfuerzo más.  Ahora trata de llegar a esa curva que se ve más arriba....vamos...tú puedes...respira...no oigas a tu enloquecido corazón...vamos ...sigue...tu reloj marca 10,4 km. ya debe estar cerca el punto de retorno.  Como estar seguro?  en este tipo de carreras las distancias suelen ser bastante imprecisas...en fin, no puede estar muy lejos ...ya veo la línea del horizonte...ya se acerca...Y...sí...sí.  Creo que ahí está la carpa del PC. ...me pareció ver un trozo de tela...

Y así, fijándome metas parciales cada vez más próximas una de la otra, conseguí llegar al punto más alto de esta carrera La culata Sky Race. Evidentemente esta vez la altura me castigó sin clemencia.  La última subida, que no tenía más de 1 km. la hice luchando contra la idea de devolverme sin llegar al punto más alto, donde era oficialmente el punto de retorno.  Pero esa no era más que una idea, alojada en algún recóndito nido de neuronas con sentido común.  El resto de mis neuronas, no precisamente sensatas, ordenaban lo contrario: Sigue...No pares.


Viendo mi reloj segundos después de haber dado la vuelta y haber marcado LAP



En lo más alto de la carrera.  Atrás los amigos del PC2. Arriba a la derecha la roca con la cinta amarilla que marcaba el retorno y yendo hacia ella la que en ese momento era primera en la categoría mayores de 40. Finalmente quedaría segunda.

Pero esto había comenzado antes, unas 2 horas antes, cuando se dio la partida a esta carrera.  No sé si producto del larguísimo viaje hasta Mérida (17 horas en el autobús), y las consecuencias que conlleva:  Deshidratación, acumulación de líquido en las piernas, resequedad en las mucosas,etc., apenas al arrancar sentí que no iba a ser mi mejor dia.  Intenté trotar en una subida de cemento no muy empinada y a los diez segundos ya no tenía aire, así que quieras que no, tuve que caminar.  Aún así iba pasando a varios competidores, la mayoría de éllos inscritos en la modalidad corta de la carrera, que eran 12 km.
Según la lista de inscritos publicada, apenas 23 eramos los inscritos en los 21 km..De éllos sólo 3 proveníamos de Caracas, que yo sepa 2 provenían de Valencia, y el resto eran todos locales.  Y para completar el cuadro, creo que yo era el más veterano (eufemismo por "viejo") en los 21 km.


Minutos antes de la salida.  Contentos y optimistas

 La carrera empieza en la entrada del Paramo de La Culata, a unos 23 km. de la plaza Bolívar de Mérida,  a una altura de 2950 msnm y progresivamente sube hasta los 3.600 msnm en el km 4,5 más o menos. Todo este sector es más o menos trotable, dependiendo de las condiciones de cada uno por supuesto, excepto en 2 tramos relativamente cortos en los que la pendiente es mayor.  Después de alcanzar los 3.600 msnm, se baja un poco y se entra a otro sector amplio y cómodo.  Un falso plano que lleva hasta los 3.800 msnm, en el km. 7 aproximadamente, que era donde los de la carrera corta debían retornar por el mismo camino.


Primeros tramos después de la subida de cemento.  Evidentemente los primeros debieron pasar por aquí corriendo.  Nosotros si acaso haciamos intento de trotar.  Caminábamos. 


Primera subida realmente empinada. 

Hermoso valle.  Como para ser corrido.

A esa altura de la carrera, mis condiciones estaban estables, pero establemente malas, no estaba rindiendo como debería.  Aquéllas neuronas sensatas sugerían retornar en ese punto, pero obviamente las insensatas no les pararon bola, y este servidor suele llevarse mejor con estas últimas, así que decidí llegar hasta el final, que a eso era a lo que había venido.


Dejando atrás el primer "falso plano"

Después de llegar al punto de retorno, ya sabía que tenía que completar la carrera.  No había otra alternativa, tenía que regresar a Mérida y esa era la ruta más corta.  La disyuntiva estaba en regresar derrotado, es decir llegar por llegar, sin hacer mucho esfuerzo, o nuevamente hacer lo que había ido a hacer, es decir competir, es decir poner todo de mí para obtener el mejor tiempo posible.  Aúnque ya sabía que era imposible ganar algún lugar en la clasificación, pues me había cruzado con todos los que iban delante mio, y todos iban lejos, me decidí por la segunda opción.  Pero no era fácil, era en bajada, y tenía que correr, por lo menos trotar, pero aún estaba presente el factor altura.  Hice lo mejor que pude, corrí donde podía hasta quedar sin aliento, troté hasta sentir calambres, caminé hasta arrastrar los pies, arrastré los pies hasta sentir que nuevamente podia respirar, y nuevamente corrí, troté y caminé... corrí, troté y caminé.  Inclusive, lo que me parecía imposible, alcancé a un corredor y lo llegué a pasar, pero él se recompuso y se me fué, no por mucho pero se me fué.

Recuerdo cuando hace algunos años, bajaba a entrenar bici en la ruta Naiguata -  Los Caracas, que había algunos dias en que la brisa era tal que en sectores de la ruta donde habitualmente yo podía rodar a 34, 36 Km/h., apenas si lo podía hacer como a 22, 24 Km/h., por más que me rompía la piernas dándole a ese pedal no avanzaba! Que sensación tan desesperante!.  Esa misma sensación es la que sentía en toda la ruta de regreso:  Por más que trataba no avanzaba!  Tenía la sensación de pesar 10 Kilos más.

Finalmente llegué a la meta en un tiempo de 4h. 15'. Por detrás mio solo llegaron 3 competidores:  Las 2 únicas damas mayores de 40 años que completaron la ruta y el que se va haciendo habitual último en estas carreras, mi amigo El Negro, que llegó junto con los voluntarios del último PC.

Me queda la satisfacción de haber completado otra carrera que alcanza altura respetable, y nuevamente haber disfrutado de los incomparables paisajes de Los Andes. 

Apartando lo fastidioso del viaje, una experiencia que merece ser repetida, si señor.

1 comentario:

Félix dijo...

¡Al inicio pensé que estaba leyendo algo de Joyce! Esas conversaciones internas que uno hace en carrera o entrenamiento son la principal razón por la que no me gusta correr con música. Al mayor esfuerzo o dificultad, más creo que uno se comunica consigo mismo (o algo por el estilo).

No pude ir a Mérida porque he modificado un poco las cargas para concentrarnos Mayde y yo en hacer más o menos el mismo volumen ya con miras a la carrera de agosto.

¡Hay que ver que no buscas carreras fáciles; otra vez por encima de los 4000 m.s.n.m.! Felicitaciones por, ganar el debate interno, y convencerte de terminar.